miércoles, noviembre 23, 2005

SOLO Y DESESPERADO ANTE LA VIDA

Fue entonces cuando aquel solitario de Providence quedó sumergido en el vacío más absoluto, incapaz y falto de objetivo, actuando siempre entre terribles depresiones y atroces pesadillas; su interés por las cosas se desvaneció y cayó en un deplorable estado de apatia e inconstancia que pronto estuvo a punto de acabar con su delicado equilibrio psicológico. No cabe duda de que la muerte de su madre pudo haber significado para Lovecraft una clara oportunidad para abandonar definitivamente su papel edípico y conquistar su propia independencia y autosuficencia; pero no ocurrió así, sus tías asumieron muy complacidas el rolde madres cariñosas, y Howard quedó una vez más hechizado por el cálido regazo de beatas puritanas.

Pasó mucho tiempo sumergido en este lamentable estado de tensión y dependencia, pero por fin logró enderezarse y reanudó su trabajo creativo como escritor, el cual compaginó, por necesidad económica, con otros trabajos de corrección de estilo y haciendo algunas críticas. Gracias a esta labor pudo serenizar sus temores internos y fue abriéndose camino hacia el mundo que le rodeaba. No tuvo más remedio que relacionarse con gente y, aunque al principio sus relatos pasaron indvertidos por el gran público, desde 1923 su narrativa encontró un mercado muy favorable, no sólo entre sus lectores de las revistas "Weird TaIes", "Amazing Stories"', "Tales of Magic and Mistery'" y" Astounding Stories"', sino también entre la crítica especializada. "O'Brien -dice Augut Derleth - otorgó tres estrellas a: 'El co!or que cayó del cielo' y al 'Terror de Dunwich' en su famosa selección anual de 105 mejores relatos; la antóloga Christine Campbell Thomsod, comenzó a reeditar la obra de Lovecraft en Inglaterra; Dashiell Hammett hizo una antología de Howard en los Estados Unidos; por último, William Crawford, un editor aficionado, publicó 'La sombra sobre Insmouth' en forma de libro en 1936.

Fueron muchas las personas que se sintieron atraídas, fascinadas, por las narraciones del caballero solitario de Providence, hasta tal punto de mantener importantes correspondencias con él. Muy pronto aquel hombre tosco y retraído, de aspecto enfermizo, pero interesante, misterioso y lIeno de ingenio, tríste y muy golpeado psicológicamente, se transformó en un ser maduro, alegre y entusiasta, capaz de trazar nuevos contactos con muchos amigos, entre los que figuraron Frank Belknad Long, Reinhart Kleiner, Clark Ashton Smith, August Derleth, Alfred Galpin, Samuel Loveman, Robert Bloch, Henry Kuttner, E. Hoffman Price, y un largo etcétera de nombres que jamás caerán ya en el olvido de los tiempos. Pero de todos ellos, quizá la periodista Sonia Green, una atractíva mujer de Brooklyn, con un gran encanto personal y un excelente dinamismo, fue el personaje decisivo en la recién inaugurada vida social del morador de las sombras, tanto que pronto se convirtió en su prometida.

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