Así es como describía Lovecraft a Sonia Green; sin embargo, a pesar de ello, Howard se casó con ella en 1924 en la capilla de St. Paul, entre las calles Broadway y Vesey de Nueva York. Howard insistió en celebrar la unión en aquella iglesia, no porque se hubiese convertido de repente a la teología episcopal, sino porque en ella habían orado ilustres barrocos y porque databa del 1776.
Mucho se ha escrito sobre la unión de tan extraña pareja, pero lo cierto es que se casaron enamorados. EI propio doctor Keller supuso que Lovecraft quería escapar del dominio de sus tías y de la atmósfera de clase elevada en decadencia, mientras que Sonia quería a un escritor con talento para que la ayudase a realizar sus ambiciones literarias. August Derleth sugirió la idea de que ambos querían engendrar un hijo especial, combinando la inteligencia de él con la belleza de ella. El caso es que el matrimonio duró poco tiempo, no lIegando ni a los dos años cuando se separaron y tres cuando se les concedió el divorcio. Parece ser que los problemas económicos, unidos a crecientes divergencias en las aspiraciones y necesidades sociales, fueron la principal causa de la ruptura matrimonial, tras la cual Lovecraft regresó de Brooklyn -ciudad donde se había afincado el matrimonio- a Providence, de 1a cual ya nunca más saldría, excepto para realizar algún que otro breve viaje para visitar a sus amigos o para profundizar en ciertos pasados históricos.
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